El pasado 2 de julio, el titular del ejecutivo externó el anuncio de la imposición de un precio tope al gas LP para controlar su continua alza, además se refirió a la importación de maíz para contener la escalada de precios.
Es innegable que el Presidente está comprometido a reducir la tasa de inflación del país, sin embargo, el control de precios por decreto, de ninguna forma es la mejor solución. No se trata de un descubrimiento actual, todos sabemos que la fijación de un precio tope, genera distorsiones en los mercados, causando desabasto y una oferta paralela no regulada con precios altos, que conocemos como mercado negro.
Parece ser que la escasez en México, de productos de primera necesidad de los inicios de la década de los 80, se ha olvidado. En esos años, debido a la fijación de precios máximos se llegó al desabasto de varios productos de consumo básico, como la leche, azúcar, maíz, huevo, gas LP, los dentífricos incluso, por mencionar algunos. Así como al surgimiento de ventas atadas, como lo era condicionar la venta de 2 litros de leche, sólo a los consumidores que compraran cierta cantidad de otros productos.
En otros países de Latinoamérica tenemos muchos ejemplos más recientes, como el desabasto reciente de carne en Argentina, y en Venezuela de muchos suministros de uso cotidiano, por mencionar sólo algunos.
La escalada de precios, en el gas LP, debe controlarse a través de diversos mecanismos de política regulatoria y no únicamente atenerse a la fijación de un precio topado, que obedece a una política simplista de control de un bien determinado por mecanismos más complejos. El control de precios tendrá un efecto inmediato y contundente, en el corto plazo, pero ocasionará problemas mas serios de distorsión en los mercados y desabasto.
El precio del gas se ve impactado por diversos factores, como lo son la determinación de un precio de referencia internacional, el precio del dólar a nivel internacional, los costos en los mecanismos de recepción, transporte, envasado y almacenaje donde su precio será afectado por costos de fletes, salarios, derechos, impuestos, seguros, fianzas, electricidad, etc. Asimismo deberá analizarse el sano nivel de competencia económica entre las entidades que comercializan el gas LP para evitar la ganancia especulativa por colusión de los oferentes.
Asimismo el nivel de precios de combustibles, como el gas LP, obedece a ciclos económicos y de precios, con la epidemia el precio bajó por poca demanda, y tras la gradual liberación de actividades económicas e industriales la demanda aumenta.
Situación semejante se ve reflejada en el precio de referencia internacional del maíz, que ha tenido un aumento en el último mes del 14.6% según análisis de la FAO, lo que ha ocasionado un incremento anual de un 111%, esto debido a poca oferta interna en varios países y aumento en la demanda de China. Por lo que la importación de maíz, con precios internacionales elevados no remediará la escalada de precios. Así que el precio de la tortilla seguirá las tendencias de precios mundiales.
No es mero capricho o disconformidad de tecnócratas, como refirió el Presidente.
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