China, año 1960, la Revolución Roja está en todo su apogeo en el gigante asiático, el gran Salto Adelante 大跃进, anunciado por el Presidente Mao Zedong se ha propuesto basar el desarrollo económico, político y social de ese país que hasta ese entonces vivía en un modelo económico agrícola de tipo feudal con un grado de pobreza extrema y analfabetismo del 80%.
Preocupado y con buenas intenciones, al menos así lo percibían la ciudadanía más desfavorecida, el Presidente Mao, se propone mejorar las condiciones económico-sociales de la población que bajo el dominio de un régimen monárquico favoreció el poderío y riqueza de la nobleza y demás grupos de privilegio sobre una gran proporción de la población en situación miserable.
La población rural vive condiciones de extrema pobreza con una producción agrícola insuficiente y en muchos casos, de subsistencia únicamente. La agricultura e industrialización del país están muy lejos de alcanzar los niveles de producción de países desarrollados.
El Gran Líder se pregunta ¿cuál es la razón de la baja producción de las cosechas?, y entonces llega a varias conclusiones: la migración del campo a la ciudad, carencia de una forma centralizada y comunal de producción, poco financiamiento al uso agrícola y….las plagas.
En el área industrial, el Líder del también partido Popular, comparó el desarrollo de diversas naciones al finalizar la 2a. Guerra mundial, y se percató que la Gran Bretaña, producía una gran cantidad de acero. Llegó a la conclusión que la producción masiva de acero y su uso industrial le permitiría sacar de la pobreza a cientos de millones de chinos. Es así, que se enfrascó en la creación de ‘hornos de fundición’ colectivos, en cada comuna y cada pueblo. Incluso los campesinos fueron reclutados para esta nueva y naciente industria, la fundición. Sin ningún conocimiento, ni tecnología se instalaron hornos domésticos de fundición cuyo fuego se alimentaba con carbón vegetal, leña, muebles, partes de casas e incluso basura y desperdicios, se obligó a la gente a donar objetos metálicos de todo tipo, utensilios de cocina y herramientas.
El Presidente Mao analizó todas las plagas que diezmaban los cultivos, consideró que la más devastadora de ellas eran los gorriones.
Si, el gorrión, esa ave pequeña de la familia Passeriforme de pico grueso y fuerte de tipo granívoro, con amplia distribución en Asia.
Una vez identificado al ‘enemigo’, se inicia la llamada Guerra contra los gorriones, la población de la China rural se enfrascó en la destrucción de esa ave, que según el Gran Timonel, destruía las cosechas, causaba hambrunas y evitaba que la producción agrícola alcanzara niveles de autonomía alimentaria. Hombres, mujeres, y niños, se enfrascaron en exterminar estas aves, toneladas de explosivos se usaron para su destrucción en masa, incluso había premios para aquél que matara la mayor cantidad de aves.
El resultado: un desastre ecológico, pues en la temporada siguiente la ausencia de aves rompió la cadena alimentaria y plagas de insectos, usualmente depredados por estas aves, devastaron las cosechas. La hambruna azotó al país, más de 23 millones de personas muertas de inanición entre 1958 y 1962 fueron reconocidas tardíamente por el Gobierno Central en 1988.
Con el proceso empírico de fundición de acero, no hubo mejores resultados, fue un completo desastre, se obtuvo hierro fundido con aleaciones de muchos otros metales e impurezas, al parecer, el Presidente Mao no sabía sobre los detalles técnicos del proceso de fundición ni sobre los logros del Ingeniero Bessemer en la fabricación de acero a escala industrial.
Su política del Gran Salto Adelante, fue más bien de retroceso económico y social, el descontento llevó a que los grupos antagónicos del Partido Popular Chino, lo apartaran del control estatal, poder que retomó nuevamente en 1964 con su Revolución Cultural apoyado en su ejército rojo de adolescentes.
El Presidente Mao, se empecinó en hacer realidad una utopía basada en ocurrencias pseudo-científicas y elementos simbólicos de una soberanía mancillada por el Colonialismo de siglos anteriores, supuesto combate a la corrupción que únicamente sustituyó a los actores corruptos, eliminación de la propiedad privada y todo vestigio de liberalismo económico, la colectivización de la agricultura y los medios de producción que agravaron los problemas que pretendía resolver, creación de un enorme aparato burocrático consumidor de recursos y de poca efectividad, cerrazón al cambio de rumbo en sus políticas públicas ante los malos resultados de su gestión, oídos sordos, e incluso castigo a los opositores, a las necesidades de los ciudadanía y la destrucción de su propia autonomía para crear dependencia del estado, adjudicación de la culpa de sus malos resultados a gobiernos anteriores, el Imperio y la posterior República del Kuomintang y a gobierno extranjeros enemigos al régimen, así como la creación de una nueva estructura social igualitaria y no individualista.
La solución de Mao, fue una medicina muy amarga y hasta contraproducente para una crónica enfermedad económica, política y social que tenía su origen desde siglos atrás. Tras la muerte del Presidente Mao en 1975, China dio un cambio de rumbo, su crecimiento no se dio de inmediato, pero es la nación que tras abandonar su oxidado sistema socialista, ha logrado crecer a niveles asombrosos y sacar de la pobreza a la mayor cantidad de personas. Si ‘el Gran Timonel’ se levantara de su ataúd de cristal, y viera el rumbo actual de China, caería muerto de nuevo.
¿Qué debe aprender México sobre la historia de esta nación?
No importa si el gato es blanco o negro, mientras sea un buen gato y cace ratones. Deng Xiao Ping (Jefe de Estado y Dictador)
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